Microrrelato de Gotzon Sillero Pérez: Que si Patatín, que si Patatán
A pesar de que Don Pretexto no sabía mentir, siempre disponía de alguna excusa para cada una de sus acciones, ya fueran estas benignas o perjudiciales.
Llegó un momento en el cual, la vida de Don Pretexto era lo más parecido a una enciclopedia de evasivas y justificaciones, entrelazadas entre sí de tal manera, que resultaban dudosamente verosímiles para sus abnegados familiares y amigos. Pero el carácter afable y bondadoso de nuestro protagonista lo hacía merecedor del cariño de sus allegados. Aunque no de todos…
Su jefe, harto de escuchar cada mañana una coartada con respecto a su impuntualidad, decidió notificarle el despido.
Cuál fue su sorpresa al descubrir en el juicio, que la abuela de Don Pretexto fuma habitualmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario