Tal día como hoy, 29 de enero, nació Antón Chéjov (1860-1904), uno de los mejores cuentistas de todos los tiempos. Miguel Bravo Vadillo conmemora el aniversario del nacimiento del maestro ruso con un microrrelato y me envía estas palabras introductorias que nos sirven para su mejor comprensión.
Te envío un microrrelato que puede servir como un pequeño homenaje a Chéjov. Estaría bien que lo publicases el día 29 de enero (fecha de su nacimiento). Ya sabes lo que escribió Ricardio Piglia en su conocida Tesis sobre el cuento. En el primer punto escribió lo siguiente: “En uno de sus cuadernos de notas, Chéjov registró esta anécdota: Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida. La forma clásica del cuento está condensada en el núcleo de ese relato futuro y no escrito. Contra lo previsible y convencional (jugar-perder-suicidarse), la intriga se plantea como una paradoja. La anécdota tiende a desvincular la historia del juego y la historia del suicidio. Esa escisión es clave para definir el carácter doble de la forma del cuento. Primera tesis: un cuento siempre cuenta dos historias”. Bien, con este pequeño microrrelato yo me planteé eliminar esa paradoja, y que la historia del juego y la del suicidio no estuviesen desvinculadas. Me dije: ¿Por qué no puede haber una sola historia y una sucesión consecuente entre las distintas escenas y el desenlace final? Y escribí este pequeño microrrelato para justificar el comportamiento del protagonista de una manera consecuente.M.B.V.
Microrrelato de Miguel Bravo Vadillo: La historia del viejo egipcio
(Un homenaje a Antón Chéjov)
Un viejo egipcio, uno de los últimos adoradores de Osiris en La Tierra, acude una noche a un casino, gana un millón, regresa a casa con las ganancias y se suicida. Pero antes de hacerlo escribe una carta en la que detalla cómo deben momificar su cadáver y enterrarlo luego con su recién adquirida fortuna. Siempre quiso trascender al más allá siendo un hombre rico.
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