Buenos maridos (Fragmento de El afinador de pianos, de Daniel Mason)
–“Los afinadores son buenos maridos –les había dicho a sus amigas cuando (ella y él) regresaron de su luna de miel–. Saben escuchar, y sus caricias son más delicadas que las de los pianistas, porque sólo ellos conocen el interior del piano”.
Las jóvenes rieron ante las escandalosas insinuaciones de aquellas palabras.
En ese momento, dieciocho años más tarde, ella sabía dónde tenía él callosidades y de qué eran.
En una ocasión le había explicado (él) el origen de cada una de ellas, como un hombre tatuado relata la historia de sus ilustraciones.
-“Esta que discurre por la parte interior del pulgar, es del destornillador; los arañazos de la muñeca son de la caja, porque suelo apoyar el brazo así cuando toco. Las durezas del índice y del anular de la mano derecha son de apretar las clavijas antes de utilizar los alicates; nunca uso el dedo del corazón, no sé por qué, quizá sea una costumbre de juventud. Las uñas rotas son de las cuerdas; es una señal de impaciencia”, le dijo.
*** Extractado por Ernesto Bustos Garrido (Corebo) de la novela El afinador de pianos de Daniel Mason (Editorial Narrativa Salamandra 2008) Página 57.
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