"Nos morimos ayer" - de María Villa
Empezamos a morir cuando la distancia se instaló en los treinta centímetros que nos separaban en el sofá.
Morimos cuando el miedo se instaló en tu garganta y silenciabas sentimientos, no querías regalarme tu dolor, ni tus alegrías, no querías ser vulnerable, no ante mí.
Y eso dolió.
Morimos cuando la indiferencia se apoderó, con soberbia, de nuestro tiempo, acumulando, acumulando, silencios. Los tuyos que arrastraron a los míos.
Los recuerdos de aquellos días donde pensante en ser tú sin importate regalarte, esos se quedaron escondidos en el bolsillo de tu pantalón, asomándose de tanto en tanto para esconderse otra vez.
Nos morimos cuando las risas se fueron apagando acomodadas en lo cotidiano. Nos morimos cuando te empeñabas en no mirarme como a la flor sino como a la rutina sin fragancia.
Nos morimos por tu orgullo, por ser infranqueable y así siempre en un bucle que te impide amar. Nos morimos por tu no dejarte conocer. Por no querer ser imperfecto.
Nos morimos por tu miedo a no sentarte en mi regazo y atreverte a llorar. Nos morimos por esas espinas que otras grabaron en tu piel y que no me permitiste arrancar. Nos morimos por tu miedo a ser. Nos morimos porque te rendiste.
Nos morimos porque tu corazón no se llenó de dos.
Claro que morimos ayer.
- María Villa
Morimos cuando el miedo se instaló en tu garganta y silenciabas sentimientos, no querías regalarme tu dolor, ni tus alegrías, no querías ser vulnerable, no ante mí.
Y eso dolió.
Morimos cuando la indiferencia se apoderó, con soberbia, de nuestro tiempo, acumulando, acumulando, silencios. Los tuyos que arrastraron a los míos.
Los recuerdos de aquellos días donde pensante en ser tú sin importate regalarte, esos se quedaron escondidos en el bolsillo de tu pantalón, asomándose de tanto en tanto para esconderse otra vez.
Nos morimos cuando las risas se fueron apagando acomodadas en lo cotidiano. Nos morimos cuando te empeñabas en no mirarme como a la flor sino como a la rutina sin fragancia.
Nos morimos por tu orgullo, por ser infranqueable y así siempre en un bucle que te impide amar. Nos morimos por tu no dejarte conocer. Por no querer ser imperfecto.
Nos morimos por tu miedo a no sentarte en mi regazo y atreverte a llorar. Nos morimos por esas espinas que otras grabaron en tu piel y que no me permitiste arrancar. Nos morimos por tu miedo a ser. Nos morimos porque te rendiste.
Nos morimos porque tu corazón no se llenó de dos.
Claro que morimos ayer.
- María Villa
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